La Fuerza del Pueblo está creciendo a un ritmo aceptable, estable, en Santo Domingo Este.
Múltiples reuniones se realizan, el tiempo lo gastan los dirigentes en captar nuevos adeptos, enamorar a otros que están por «saltar» ya sea desde el PLD o desde el PRM y, aunque aun no logran sumar de afuera del sistema de partidos, de forma significativa, es una conclusión que la fuente «morada» está disminuida, aunque no muerta.
Sin embargo, un partido que posee su «hoja de ruta» ve limitado su poder de vender algo diferente a la sociedad cuando ves, de forma prematura, a «pinos nuevos» en campañas prematuras de cara al 24 aun cuando el tiempo precioso del dirigente debe estar enfocado en el objetivo colectivo.
Con estas demostraciones de ambiciones (o aspiraciones) personales por encima del cumplimiento de los planes partidarios y la no existencia de poder «disciplinario» con sentido común que llame a los «desenfocados» a calmarse y esperar más «su tiempo», la Fuerza del Pueblo demuestra debilidades que en nada tienen que ver con el crecimiento pero que muestran una clara señal que aun nadie «pone orden» en la naciente casa verde.